Pilar Bordes

(1948-2025)
Artistas de la Colección del Museo Nacional de la Estampa

Lamentamos profundamente el fallecimiento de Pilar Bordes (1948-2025). En 2018, con motivo del 35º aniversario del Taller Gráfica Bordes, se presentó en el Munae la exposición Hacia un poliedro perfecto: Siete lustros del Taller Gráfica Bordes.

En esta vasta retrospectiva, se presentaron más de 150 obras que fueron grabadas e impresas por el Taller de Pilar Bordes, así como algunos documentos, fotografías y objetos que dan cuenta del emblemático espacio. Recordamos esta exposición y las palabras de Luis Ignacio Sáinz.


Siete lustros del Taller Gráfica Bordes. Hacia un poliedro perfecto

Todo ser primitivo hace máscaras. Todo ser civilizado las vive.
Sergio Fernández

Clanes dispersos por su origen forman una estructura de parentesco estético bautizada en el mundo del Taller Gráfica Bordes en Guadalajara, es el “río que corre entre piedras” y en sus quebrantos se asentó el obraje de los grabados y las estampas, misión y faena fuera de lo común considerando las fórmulas artísticas de la urbe. Fue en Guadalajara, que el Taller Gráfica Bordes surge como empresa múltiple, la cooperativa (1983-1986), animada por un grupo inicial de 22 artistas: Tom Coffeen, Ramiro Torreblanca, Luis Valsoto, José Fors, Martha Pacheco, Cornelio García, Paul Nevin, Carmen Bordes, Marcos Huerta, Héctor Navarro, Miguel Ángel López, Maximino Javier, Fernanda Matos, Penny Downs, Roberto Márquez, Paco de la Peña, Guillermo Ceniceros, Enrique Rico, Adriana Alaniz, Mari Carmen Mendoza, Federico Navarra y Pilar Bordes. A este influjo crítico, de cambio, se debe la carpeta Antología Gráfica 1986, vendida en Christie’s de Londres, con obra de una docena de cronistas gráficos locales y foráneos: Gilberto Aceves Navarro, Gunther Gerzso, Joy Laville, Antonio Ramírez, Ramiro Torreblanca, Luis Valsoto, Vlady, José Luis Cuevas, Manuel Felguérez, Roger von Gunten, Vicente Rojo, Aarón Cruz.

Posteriormente, ya como cruzada individual, la vecindad (1986-1996) germinaría en terreno fértil hasta convertir el obraje-factoría-milagrería en destino elegido por los más importantes compositores visuales de México, quienes se acostumbrarían a peregrinar a tierras tapatías.

En 1997 nuestros trashumantes del arte orientaron sus pasos hacia el ombligo de la luna. Desde entonces, próximos al final del segundo milenio, se establecieron en la Ciudad de México, fortaleciendo su vocación abierta, sin cortapisas, en favor de las artes gráficas, ajena a la distinción de estilos, generaciones o intenciones. Lo único en lo que el taller defiende su intolerancia es en la calidad. El TGB no realiza concesión alguna. La constancia y coherencia de sus encargos así lo demuestra: carpetas y portafolios de excepcional riqueza formal, técnica y conceptual. Espacio de tránsito y encuentro, con creadores e instituciones, críticos y estudiosos, coleccionistas y mercaderes, galerías y museos. Este tráfago adquiere suma fertilidad, pues en el diálogo se pulen los argumentos, se sofistican los procedimientos y se enriquecen las miradas. Hay un no sé qué de locutorio conventual, tertulia o salón literario que congrega y convoca a quienes se hayan a sus anchas en este microcosmos. El taller como núcleo de conocimiento. El taller como fábrica de los sentidos. El taller como plataforma del oficio de impresión y sus técnicas. El taller como memoria y evocación de los territorios gráficos, sus representaciones y miscelánea de intenciones. El taller como coartada para el encuentro, la discusión y el intercambio. El taller como útero donde todos crecen, se reproducen, se reinventan, se sacuden la polilla, se nutren y, gracias a los otros, se individualizan.

Estudio-laboratorio archiprobado que decidió crecer una vez más. Así, a partir de 2006, incursionó en el registro de sus actividades y en la promoción de sus artistas allegados, conciliando la fábrica de libros de pequeño formato, pero convenientemente ilustrados a color, armados de textos pertinentes, dedicados a un creador concreto, y acompañándolos con una gráfica original, firmada y numerada, del artista objeto del volumen. Después de una década de intenso quehacer, la línea bibliográfica ha madurado.

Total, que tórculos e imprentas guardan cercanía en virtud de los vasos comunicantes que hermanan máquinas de tan amables producciones: esos raptos de belleza casi intolerable reposan y asientan sus reales en tronos de papel, pliegos seductores y lascivos, que engullen las historias visuales y las reconstrucciones de hechos que les suceden. Los esponsales del Taller Gráfica Bordes y la Editorial Gráfica Bordes constituyen una muy buena noticia en nuestro ámbito cultural, demuestran que, con talento, optimismo y disciplina, se pueden lograr pequeñas pero memorables hazañas. Pilar Bordes es su animadora fundamental, rodeada de afectos y seres luminosos que la comprenden e impulsan. Siete lustros avalan esta empresa de la sensibilidad y el buen gusto. La marcha hacia el poliedro perfecto ha sido y seguirá siendo exitosa.

Luis Ignacio Sáinz

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