La portada de esta colección de canciones, publicada por Antonio Vanegas Arroyo, muestra a dos personajes, un hombre y una mujer. El hombre está vestido de charro, con sombrero, camisa, pañuelo al cuello y una guitarra en la mano. La mujer, a quien el grabador José Guadalupe Posada representó de mayor tamaño, pasa su brazo derecho sobre los hombros del hombre, como si le costara trabajo mantener el equilibrio, mientras con la mano izquierda sostiene un vaso, que puede ser de pulque. Es posible que esta mujer sea la zacatecana de la que habla la primera canción de esta colección. Sin embargo, no se han podido consultar los textos que este cuadernillo contenía y sólo nos queda suponerlo.
Cuadernillos, hojas volantes y pliegos, publicados por la imprenta de Vanegas Arroyo e ilustrados por José Guadalupe Posada, se opusieron al discurso de las élites que desprestigiaba el consumo del pulque, tan común en las clases populares. Mediante las representaciones de las pulquerías y, en ocasiones, asumiendo con humor los adjetivos que las élites enarbolaban en su contra, las clases humildes se vanagloriaron de su predilección por el pulque. Sin embargo, existió una excepción: el beber sin moderación era una conducta inaceptable entre las mujeres pues se le asociaba con la prostitución. De esta forma se evidencia que los redactores de la imprenta de Vanegas Arroyo, promovían el ideal de la mujer que predominaba en el México decimonónico y de principios del siglo XX.
