Elizabeth Catlett y Francisco Mora. Compañeros en el arte y en la vida

Hasta el 23 de junio 2024

En febrero de 2021 el Museo Nacional de la Estampa transmitió en redes una breve nota acerca del casi olvidado pintor y grabador Francisco Mora, con motivo de su aniversario luctuoso (22 de febrero de 2002). Esto propició un acercamiento de la familia Mora Catlett con el museo y de ahí la idea de hacer esta exposición, para resaltar no sólo la trascendencia de Mora como artista, sino para reunir nuevamente a una extraordinaria pareja que vivió y trabajó de la mano en el arte y en la vida. Elizabeth Catlett nació en Washington D. C. en 1915. Nieta de esclavos e hija de padres dedicados a la docencia, estudió en la Universidad Howard, entonces sólo para jóvenes de raza negra, y posteriormente hizo una maestría en la Universidad de Iowa donde fue discípula de Grant Wood, uno de los más reconocidos representantes de la “Escena Americana”, movimiento en gran medida de izquierda surgido durante la Gran Depresión. Influida por el muralismo mexicano y el “arte negro” de Miguel Covarrubias, en 1946 decidió viajar a México con una beca, donde fue discípula del escultor Francisco Zúñiga. El pintor y grabador Francisco Mora nació en Uruapan, Michoacán en 1922 y, después de estudiar arte (su padre era músico y su madre una artesana versada en diversas técnicas) brevemente en la Universidad Nicolaíta, en 1940 viajó a la ciudad de México gracias a una beca otorgada por el gobernador Félix Ireta Viveros. En 1941 se integró al Taller de Gráfica Popular (TGP), donde dedicó su talento a la representación de la clase obrera (de manera notoria la industria minera), del campo mexicano y la educación.

Recién llegada a México, Catlett se incorporó al TGP compartiendo la idea de “llegar al público común y corriente que normalmente se siente incómodo en los museos y las galerías” según sus propias palabras. Ahí conoció a Mora, con quien se casó, formaron un equipo (muchas veces trabajando al alimón) y tuvieron tres hijos, Francisco, Juan y David; todos ellos reconocidos artistas. Debido a la enorme presión ejercida por el macartismo, en 1962 renunció a la nacionalidad estadounidense y adoptó la mexicana, convirtiéndose así, junto con la guerrerense Julia López, en una de las primeras artistas afromexicanas. Debido a una fuerte crisis política entre 1964 y 1965, Elizabeth Catlett y Francisco Mora renunciaron al TGP, junto con Celia Calderón, Xavier Guerrero, Octavio Bajonero y otros “sectarios”, según algunos de los miembros más conservadores.

Arturo Rodríguez Döring
Curador

Una de las razones por las que Elizabeth Catlett fue aceptada en el TGP desde que llegó a México fue su enorme preocupación por la desigualdad social. Por otro lado, el trabajo de Francisco Mora, desde su incorporación en 1941, siempre estuvo centrado en la precaria vida del campo, en la lucha obrera, la minería, la historia política de nuestro país y, de manera muy particular, en el analfabetismo y, por ende, en la educación. Además de impulsar el trabajo colectivo –una de las cualidades que más ha resaltado Catlett en diversos testimonios–, la ideología del TGP siempre estuvo enfocada en servir a los intereses progresivos y democráticos del pueblo. Entre todos los miembros del TGP, el caso de Mora es singular, pues no sólo provenía de un medio rural (primero había estudiado agricultura en La Huerta, de Morelia), sino que incluso se involucró en diversas campañas de alfabetización y en la educación para adultos. En 1946, a raíz de una invitación de la Asociación de Artistas Americanos (Association of American Artists) para realizar un álbum de litografías sobre la vida del pueblo, realizó un viaje a Pachuca, Hidalgo para conocer de cerca la vida de los mineros. Antes de venir a México, Catlett dio clases en la escuela George Washington Carver en Harlem, donde entró en contacto con todo tipo de trabajadores de los más bajos estratos sociales, como cocineros, mucamas, conserjes, elevadoristas y costureras. Los trabajadores del campo y la clase obrera también fueron desde siempre temas centrales en su obra, además de, por supuesto, la opresión y la explotación que implican el racismo y las condiciones desfavorables de la mujer. Uno de los temas más recurrentes en su obra –tanto escultórica como gráfica– es la maternidad. La mujer también es una constante preocupación en la obra de Mora (a pesar de su “natural machismo”, en palabras de Catlett), como un tema paradigmático de injusticia y desigualdad.

Una de las preocupaciones centrales de esta exposición es reconocer la relevancia de la obra de Francisco Mora y hacer un contrapeso a la enorme propaganda (principalmente en Estados Unidos) que ha recibido Elizabeth Catlett durante las últimas décadas. Escribe el investigador Floyd Coleman de la Universidad Howard y cercano a la pareja que “la influencia del TGP en la obra de Catlett y Mora demostró ser una muy duradera, afectando sus técnicas de estampación y su manera de abordar la temática de ambos.” Otros autores se refieren a la interacción entre los esposos en el ámbito cultural, comparando sus orígenes artísticos e ideológicos con dos movimientos que perseguían ideales similares: La Escuela Mexicana y el Renacimiento de Harlem que, durante los años 20 y 30, promovió el arte y el pensamiento de los negros a través de artistas como Jacob Lawrence, músicos como Duke Ellington, poetas como Langston Hughes y Alain Locke, su principal filósofo e ideólogo, profesor de Catlett en Howard. A partir de aquí se deduce un caso casi único en el arte moderno, en el cual dos artistas de distintos trasfondos culturales –en este caso la tradición mexicana y la afroestadunidense– logran fusionar dos culturas. Lana E. Smith nos dice que “Las obras de estos dos artistas […] capturan el espíritu multicultural de las herencias hispánica y afroamericana a través del arte y la educación […] y demostrar la conectividad de estas dos culturas.” Por otro lado, tampoco podemos soslayar el enorme compromiso que adquirieron para que, a través de su obra gráfica, tanto en el caso de ediciones limitadas como en carteles y volantes, apoyaran el derecho de los trabajadores y la lucha contra la explotación, el racismo, el nazismo y el fascismo en todas sus acepciones.

Después de la renuncia de ambos artistas al TGP, que coincidió con el nacimiento del arte Pop, la contracultura y el fin de la segregación racial en EEUU, la obra de Catlett y Mora vivió una notable transformación. Para ello, en 1960, Mora había asistido al Congreso Mundial de Pedagogía en Guinea, África occidental, donde cuenta que recibió un fuerte impacto cultural y, poco tiempo después, en 1963, Catlett estuvo en Cuba representando a nuestro país en el Congreso de las Mujeres Americanas, donde posiblemente entró en contacto con el ultra vanguardista cartel cubano, emanado de la revolución de 1959. La incorporación de nuevas técnicas de estampación, como la serigrafía, es evidente en la obra de ambos a partir de este periodo. Aquí es patente cómo es que Catlett no sólo se abrió a nuevos lenguajes gráficos, sino que llegó incluso a reciclar imágenes de su obra previa mediante procesos fotomecánicos. El haber apoyado abiertamente al grupo extremista de las Panteras Negras, convirtió a Catlett no sólo en una artista contemporánea sino también en uno de los pilares del movimiento feminista y anti segregacionista consolidado en las décadas de 1960 y 1970. En las series de la música y la danza, Francisco Mora asimila gran parte del modernismo en México, notoriamente las aportaciones de Carlos Mérida, y crea dinámicas composiciones basadas en la armonía y el ritmo, atribuciones de clara ascendencia musical y también acordes con la primera oleada abstraccionista ejemplificada por precursores como Kandinsky y Klee.

Galería de imágenes

Material complementario

Créditos y agradecimientos

Elizabeth Catlett y Francisco Mora. Compañeros en el arte y en la vida
Curador: Arturo Rodríguez Döring

Decir luz es decir sombra. Saúl Kaminer
Curador: Jaime Moreno Villarreal

Coordinación general: Emilio Payán | Administración: Dora Carvajal | Diseño y coordinación de producción y montaje: María Eugenia Murrieta | Coordinación de proyectos y documentación: Gabriela Barrón y Pamela Xochiquétzal Ruiz| Diseño y fotografía: Gabriela Chávez | Acervo, registro y control de obra: Gabriela Gutiérrez, María de los Ángeles Castillo, Aldo Téllez y Elizabeth Aguilar | Comunicación y relaciones públicas: Estela Cano y Rocío Montoya | Servicios educativos: Alma Laura Amaya | Montaje: Hugo Aguilar, Natanael Cardoso, Fernando Franco, Gerardo Hernández, Rafael Martínez, Alfonso Morales, Armando Navarro, Alejandro Olalde | Coordinación de itinerancias: Lilia Prado | Asistentes administrativos: Fernanda Camacho, Jorge Guerrero y Marcela Martínez | Seguridad: Luis Amezcua y Uriel Cervantes.

El Museo Nacional de la Estampa, el artista y los curadores agradecen a las instituciones y personas que brindaron su apoyo para la realización de las exposiciones:

Colecciones: The Elizabeth Catlett-Mora Family Living Trust | Archivo Proyecto Grafika 21 |Gráfica Bordes | León Bendesky | Manuel Ibarra | Jessy y Jessica Milsteín | Sergio y Lucía Revah | Katia Weissberg

Del INBAL: Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble | Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas  |Coordinación Nacional de Artes Visuales | Área de Seguros de la Dirección de Recursos Materiales | Dirección de Asuntos Jurídicos |Dirección de Difusión y Relaciones Públicas |Laboratorio Arte Alameda | Subdirección de Difusión por Medios Electrónicos, DDRP | Subdirección de Promoción, DDRP | Subdirección General de Patrimonio Artístico Inmueble.

Instituciones: Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA) | Coordinación Nacional de Desarrollo Cultural Infantil Alas y Raíces de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México

Ana Carolina Abad |Pilar Bordes | Marcela Cauduro| Elisa Cortés | Alfredo Gurza | Francisco, Juan y David Mora Catlett | Tessy Mustri | Liliana Nava | Telma Persovski| Claudia Perulles | Denise Rosenzweig | Isabelle Serrano | Taller Tëmenk, Oaxaca | Taller Julio Rodríguez | Taller de herrería Vanava | Iona Weissberg | Lorena Zozaya