(Guanajuato, Guanajuato, 8 de diciembre de 1886 – Ciudad de México, 24 de noviembre de 1957)
Artistas de la Colección del Museo Nacional de la Estampa
El pintor, muralista y grabador Diego María de la Concepción Juan Nepomuceno Estanislao de la Rivera y Barrientos Acosta y Rodríguez, mejor conocido como Diego Rivera, nació el 8 de diciembre de 1886, en la ciudad de Guanajuato. Sus obras de alto contenido político y social marcaron uno de los periodos artísticos más relevante para la historia del arte mexicano. A los seis años llegó a la Ciudad de México en compañía de su familia, y cuatro años después comenzó sus estudios como alumno de la Antigua Academia de San Carlos; ahí desarrolló su formación artística durante casi una década, bajo la tutela de maestros como Santiago Rebull y José María Velasco, comenzó a realizar sus primeras pinturas academicistas. En 1905 obtuvo una pensión por parte del gobierno de Porfirio Díaz y un año después, conoció al gobernador de Veracruz, Teodoro A. Dehesa Méndez, quien le otorgó una beca para estudiar en Europa. En 1907 partió a España, y gracias a la recomendación de Gerardo Murillo, ingresó al taller de Eduardo Chicharro y Agüera; su estancia en España le permitió conocer de manera directa las obras de grandes maestros como Goya, Velázquez y el Greco. Dos años después de su llegada se instaló en París, y entró en contacto con las vanguardias así como con varios de sus exponentes. De 1919 a 1921, viajó por Italia, estudiando el arte clásico, medieval y renacentista de la península.
Influenciado por las vanguardias y las ideas socialistas, regresó a México en 1921, con estas convicciones se integró al programa cultural del gobierno a cargo de José Vasconcelos, quien pretendía incorporar a la sociedad y las políticas públicas, los grandes sectores que habían sido aislados; además de reforzar la identidad mexicana, tan dañada, después de los años de guerra civil. Para el proyecto Vasconcelista, se propuso la utilización de los muros de edificios públicos como un nuevo lienzo que cumpliría una función pedagógica, y aceptando la tarea, Rivera optó por un método plástico de fácil asimilación: pintura figurativa con tendencias narrativas. Realizó su primer mural, La Creación, entre 1922 y 1923 en el anfiteatro Simón Bolívar en la Escuela Nacional Preparatoria, en el actual Colegio de San Ildefonso. Desde el punto de vista temático, desarrolló una idea ambigua de la creación del hombre según las concepciones filosóficas de Pitágoras y del Nuevo Testamento, pero ya vislumbraba la conformación de una nueva identidad nacional, al recrear en su obra figuras indígenas, mestizas y criollas, desatacando sus rasgos físicos, así como la indumentaria regional y procurando, como lo afirmó más tarde: “expresar en los personajes la belleza genuina mexicana”. Al terminar, continuó con los muros de la Secretaría de Educación Pública, en marzo de 1923. Para este momento ya poseía una concepción distinta del arte, sus viajes por diversas regiones del país le permitieron conocer al pueblo mexicano y sus problemáticas, así como tener un mayor acercamiento con los ideales de la Revolución, por lo que utilizó el arte como una manera de difundir los ideales populares.
Además de su trabajo artístico, fue un activista político que incitaba al debate no sólo en México, sino también en los Estados Unidos y en la Unión Soviética; en su obra representó su apoyo a la causa socialista. Fue miembro fundador del Partido Comunista Mexicano y del Sindicato de Obreros Técnicos, Pintores y Escultores (SOTPE). Durante la década de 1920 recibió numerosos encargos del gobierno para realizar grandes composiciones murales, entre ellas, destacan las realizadas en el Palacio de Cortés en Cuernavaca, el Palacio Nacional y el Palacio de las Bellas Artes en la Ciudad de México, y la Escuela Nacional de Agricultura en Chapingo. Hacia 1930, fue invitado a algunas ciudades de los Estados Unidos, entre ellas San Francisco, Detroit y Nueva York, para la realización de diversas obras, donde su temática comunista desató importantes contradicciones, críticas y fricciones con los propietarios, el gobierno y la prensa estadounidense. Siguiendo estos postulados, pintó la vida, el trabajo y las fiestas de los mexicanos; también recreó los sufrimientos, las luchas, la muerte, y la “resurrección” simbólica de los que entregan la vida a la causa del bienestar, la libertad y la independencia de los pueblos. Los protagonistas de sus obras dejaron de ser los dioses, los príncipes y los altos dignatarios de la Iglesia y del Estado, tan aclamados por la historia del arte académica; y cedió el protagonismo a campesinos, obreros e indígenas activos y conscientes de sus necesidades.
Su trayectoria fue larga y con una vasta producción como muralista, dibujante, ilustrador y escritor. Además, fue un importante coleccionista de arte popular mexicano y prehispánico. Su obra se encuentra en muchos recintos destacando el antiguo Museo Dolores Olmedo, en el Museo Frida Kahlo, el Museo Anahuacalli, Museo Casa Diego Rivera (Guanajuato), en museos europeos y colecciones privadas. El controversial artista e ícono de la pintura mexicana Diego Rivera murió el 24 de noviembre de 1957, al sur de la Ciudad de México, en su casa estudio, actualmente conocida como el Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo, sus restos fueron depositados en la Rotonda de Personas Ilustres y su lenguaje plástico permanece como estandarte de los sucesos, ideas y esperanzas de la Revolución Mexicana.
#redmuseosINBAL
Colección Museo Nacional de la Estampa-INBAL-Secretaría de Cultura