La verdad de las máscaras. Sebastian Fund

La piel del alma
(a propósito de La verdad de las máscaras)

 

Nada más profundo que la piel
Paul Valery

No solo en el arte, la forma es el alma
Oscar Wilde

Estamos, sin duda, ante el proyecto expositivo más ambicioso que ha realizado hasta la fecha Sebastian Fund: La verdad de las máscaras, en el que se muestran buena parte de los resultados obtenidos durante estos tres años como artista del Sistema Nacional de Creadores. El proyecto se articula en torno a tres técnicas gráficas: heliograbado intervenido, litografía y xilografía/colografía/chine collé, bajo el común denominador de la máscara como elemento preñado de significados, de resonancias históricas y autobiográficas.

Con la brevedad exigible en una hoja de sala, trataré de señalar algunas correspondencias entre la máscara, la gráfica, la piel y el alma. Doble juego de trilogías que trataremos de desgranar empezando por el binomio máscara/gráfica, enfatizado por la decisión inhabitual de incluir alguna placa además de las estampas.

La piel tiene una naturaleza porosa, es el órgano más extenso y pesado de nuestro cuerpo y en ella reside un sentido más primario y primigenio que la omnipresente visión: el tacto. Esa porosidad de la piel tiene una doble direccionalidad -exterior interior- que se corresponde con una función protectora (del exterior) y una dimensión expresiva (del interior). De un modo análogo, la máscara encierra esa misma dualidad: protege nuestra identidad y permite expresar todo aquello que sentimos. En otras palabras, la gráfica/piel/máscara deja que nuestra alma se libere. Aunque de un modo limitado, material, concreto… esos instantes plásticos son eternos, esos espacios de papel, infinitos.

El universo creativo de Sebastian Fund está poblado de personajes, de personas (unas de las acepciones griegas de máscara), de autorretratos. Desde esta perspectiva, las placas devienen esqueletos, cuando no calacas, y las estampas pasan a ser pieles unas veces, máscaras otras. Los huesos duros del metal de los heliograbados, de la piedra de las litografías, de la madera de las xilografías, sostienen y manifiestan sus huellas impresas en las sombras fantasmales, en los colores evanescentes, en los relieves profundos y complejos de sus obras.

Los heliograbados registran su pasado más personal. Es una técnica especialmente complicada, emparentada con la luz del sol (símbolo paterno) recogida inicialmente en fotografías, se filtra en escenarios interiores nocturnos donde rige la luna materna. Las sombras se proyectan y configuran un tiempo pasado que sigue latente, vigente, presente. De un fuerte carácter performativo, apuntan una de las constantes de su poética: la búsqueda incesante de la verdad, de esa verdad universal que solo se puede atisbar desde las profundidades últimas del ser individual. Tremendo ejercicio de introspección feliz y generosamente compartido.

Las litografías ilustran historias protagonizadas por personajes de fábula que engendran la vertiente más narrativa de su prolífica producción gráfica. La importancia del dibujo -consecuencia directa del lápiz graso como instrumento fundacional de esta técnica- se plasma en estos trabajos donde la línea fluye continua y diversa, quebrándose entre sutiles manchas de color. Estampas cercanas a la tradición oriental (donde la pintura es monocroma y la gráfica coloreada).

Las xilografías de gran formato, extraordinariamente complejas en su realización -todo un alarde técnico- son demoledores manifiestos gráficos. La sensibilidad del artista se nos muestra a flor de piel, con toda su potencia expresiva forjada por el tiempo, por la experiencia, por las reflexiones y las pulsiones que animan -nunca mejor dicho- la madurez creativa de Sebastian Fund.

No puedo terminar sin subrayar algunos rasgos que vertebran y amalgaman estas tres técnicas. Por un lado, el profundo carácter procesual y temporal de su práctica artística, esa inquietud interdisciplinar e irreverente que combate cualquier atisbo de pureza al tiempo que alimenta la mezcla, la hibridación, la integración de los opuestos. Por otro, esa curiosidad investigadora y exploradora de los límites inherente al artista de raza, inconforme con lo ya conocido y necesitado de buscar, encontrar y mostrar su sinceridad desnuda detrás de todas las máscaras.

Juan Bautista Peiró
Curador
Universitat Politècnica de València