Santiago Hernández

(25 de julio 1832 – 08 de julio de 1908, Ciudad de México)
Artistas de la Colección del Museo Nacional de la Estampa

Autorretrato de Santiago Hernández (detalle), 1888. Santiago Hernández. Colección particular


El dibujante, caricaturista, grabador y militar de profesión Santiago Hernández, nació el 25 de julio de 1832. Fue un destacado litógrafo, que en cuyas obras de carácter nacionalista retrató con postura crítica a la sociedad de su época, especialmente los movimientos y personajes políticos. Durante el siglo XIX, México experimentó intensas movilizaciones y levantamientos de carácter político social. Hernández vivió su infancia y juventud siendo testigo de la caótica situación del país; llegó a formar parte del Ejército Nacional, destacando por su participación en diversos frentes y luchas históricas, entre ellas la defensa del Castillo de Chapultepec ante la invasión estadunidense. Su experiencia en la milicia y los grupos armados forjaron en él una postura crítica que posteriormente marcó su obra. De manera autodidacta e impulsado por su espíritu patriótico, comenzó su producción artística. Publicó caricaturas en innumerables periódicos de la época como “El Palo de Ciego”, “La Máscara”, “El Espectro”, “Rascatripas”, “La Pluma Roja”, “El Ahuizote”, “El Hijo del Ahuizote”, entre otros. También colaboró en el periódico de oposición “La Orquesta”, en el que sucedió a Constantino Escalante tras su muerte, y en donde se consolidó como caricaturista. También fue un gran ilustrador; asociado con Hesiquio Iriarte, Hernández ilustró muchas de las obras escritas por Vicente Riva Palacio como “El libro rojo”, “Martín Garatuza”, “Monja y casada, virgen y mártir”, “Los piratas del Golfo”, “Memorias de un impostor”, por mencionar algunos. Asimismo, ilustró otras obras importantes, como “Historia del ferrocarril” y “El episcopado mexicano” de Francisco Sosa. Fue autor de imágenes ampliamente difundidas de personajes emblemáticos e históricos como la de los Niños Héroes, Miguel Hidalgo y Josefa Ortiz de Domínguez. En algunas obras de Hernández, también se aprecian escenas de la intervención estadounidense, de la francesa y de la batalla del 5 de mayo. El sello particular en las obras de Santiago Hernández, defensor acérrimo de la patria, fue su visión crítica sobre los acontecimientos políticos. En sus cartones, tanto liberales como conservadores eran mordaz y radicalmente cuestionados. En palabras del grabador Erasto Cortés, “como caricaturista muestra el contenido de su vasta imaginación, ligada a un profundo conocimiento de la litografía. Utilizó la caricatura como arma eficiente para ironizar acertadamente, con alegre expresión convertida en lenguaje de grandes alcances”. Santiago Hernández murió en 1908. Aunque es un artista del que poco se ha escrito, su obra resulta una gran aportación al arte mexicano; no únicamente por su valor artístico y calidad técnica sino porque refleja a un pensador crítico y comprometido de los acontecimientos de su época. Su asombrosa capacidad de síntesis de los hechos político-sociales que vivió y plasmó a través de sus dibujos y caricaturas, permanecen como importantes testimonios de la historia mexicana.

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Puente de Wimer en las Cumbres de Maltrata, fecha no registrada. Litografía
Acervo Museo Nacional de la Estampa-INBAL-Secretaría de Cultura

La viuda rica con un ojo llora y con el otro repica, fecha no registrada.
Litografía
Acervo Museo Nacional de la Estampa-INBAL-Secretaría de Cultura


Portada de la publicación “El Palo de Ciego”. Tomo primero, 1862.
Litografía
Acervo Museo Nacional de la Estampa-INBAL-Secretaría de Cultura

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